¿Quién puede ver a Jesús?
Jesús dijo que solo unos pocos podrán verlo. ¿Estás tú entre esos pocos?
Jesús les dijo a sus discípulos: “Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Juan 14:19.
¿Quién puede ver a Jesús?
Jesús se pudo haber mostrado ante todas las personas con solo aparecer en su puerta y hacer milagros para ellos. Pero no es así como Dios ha querido que sea, sino que, lo ha hecho de una manera que solo aquellos que viven con Jesús y le permiten habitar en sus corazones, son capaces de verlo.
Hay una gran diferencia entre el espíritu del mundo y el Espíritu de Dios. Satanás es el dios de este mundo y es quién controla el espíritu del mundo. A este espíritu lo respalda los huestes espirituales de maldad. Mientras una persona esté en el espíritu de este mundo, el dios de este siglo cegara sus ojos. Y esta es la razón por la que no pueden ver o entender la luz que viene del Evangelio. El mismo Espíritu que hay en el Padre está en Jesús. “Y porque no conocen al Padre.” Jesús dijo, “tampoco me conocen a mí.” (Efesios 6:12; 2 Corintios 4: 3-4; Juan 14:7).
Jesús llama a la puerta
Debido a que el Espíritu de Jesús es lo totalmente opuesto a el espíritu del mundo, aquellos que están en ese espíritu nunca podrán entenderlo. Jesús está a la puerta y llama (Apocalipsis 3:20), pero en esa puerta solo hay una manija, y está en el interior. Él no entrará a menos que se lo permitas. Tú tienes que querer. Él no quiere esclavos, ni tampoco a nadie más que a los hijos e hijas del Dios Todopoderoso. Aquellos que en su interior tienen el anhelo y han sido llamados a vivir esta vida mucho antes de la fundación del mundo, son los que abren la puerta para que entre, ya que sienten que eso es lo que quieren en su vida.
Si estás cansado de este mundo, cansado de todo lo que puede ofrecer, y experimentas que todo es solo como un montón de cisternas rotas donde el agua tóxica y venenosa entra y te envenena y destruye tu vida; si estás cansado de eso, ¡entonces abre la puerta! Jesús está fuera y clama diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba, y yo le daré agua viva. Y el agua que le daré será en él una fuente de agua que brotará y llegará hacia la gente.” La fuente es Jesús, y cuando esa fuente entra en nosotros, recibimos el mismo espíritu y la misma vida. (Juan 7:37-28; Juan 4:14).
¡Podemos estar junto con Jesús toda la eternidad!
Cuando Él está en nuestro corazón nos volvemos activos en todo lo que es bueno, y surge una transformación total en nuestras vidas. Nos convertimos en una nueva persona y todo se vuelve nuevo. Bebemos de esta fuente que es clara como el cristal y que proviene del trono de Dios y el Cordero; esta fuente entra en nosotros, y todo lo que es impuro va a Su muerte. Entonces lo que se manifiesta en nosotros es tan claro como el cristal para las personas; ellos ven una vida en Cristo, ven el verdadero cristianismo. Esta es una maravillosa gloria.
Jesús dijo, “Todavía un poco, y el mundo no me verá más...” sin embargo, a Sus discípulos les dijo “vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Juan 14:19. Así pues, los que ven a Jesús son los que están en el mismo Espíritu y tienen el mismo anhelo que Él tenía. Ellos lo verán y estarán juntos con Él para siempre, mientras que el resto nunca más lo volverán a ver. Va haber una división extremadamente clara, pues se puede ver una separación muy clara entre los que están en el espíritu del mundo y los que están en el Espíritu de Dios en su vida. ¡Alabado sea Dios por eso!
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